Mesa redonda en SAFA: «La situación migratoria desde la frontera Nador-Melilla»

El jueves 1 diciembre tuvo lugar en el Aula Magna del Centro SAFA de Úbeda, una mesa redonda con el título «Experiencias y reflexiones de la situación migratoria desde la frontera Nador-Melilla» a cargo de los ponentes Esteban Velázquez SJ (ex-Delegado de Migraciones del Arzobispado de Tánger) y Abdulaye Kedé (de nacionalidad maliense, inmigrante y residente actualmente en España).

D. Abdulaye Kedé nos relató su dolorosa experiencia de inmigración en la que perdió la movilidad de sus dos piernas al caer por un barranco huyendo de la policía en el monte Gurugú, en la Sierra de Nador. Fue rescatado con sogas por otros inmigrantes que arriesgaron sus vidas descolgándose por una pared de roca en mitad de la noche.

D. Esteban Velázquez SJ. nos habló de su trabajo en el monte Gurugú junto con otras asociaciones, para atender las necesidades más urgentes de los cientos de inmigrantes que sueñan con una vida mejor al otro lado de la valla. Cada salto a la valla provoca aludes de heridos que tienen que ser atendidos de urgencia por los servicios sanitarios marroquíes y posteriormente por un equipo de voluntarios que curan heridas, llevan víveres, mantas, sogas y plásticos con los que refugiarse del frío en el duro invierno. Pero además, Esteban denunció la situación de violación permanente de los DDHH y defendió la necesidad de crear un observatorio de DDHH, allí y en otros puntos calientes, que posibilite una defensa de los mismos. Las versiones de lo sucedido en las fronteras son siempre contradictorias y conviene asegurar la objetividad cuando lo que está en juego es algo tan serio como la dignidad de las personas. Sin embargo, nos decía, los intereses económicos y políticos lo impiden una y otra vez. Sólo una instancia supraestatal, que legisle con independencia de los Estados y desde una perspectiva de DDHH, podrá impedir la arbitrariedad en materia migratoria.

Ambas experiencias y reflexiones son una llamada de atención para que desde nuestros centros educativos nos comprometamos en la construcción de una ciudadanía global. Formar a personas competentes, conscientes, compasivas y comprometidas. Ese es el objetivo fundamental de la educación ignaciana.