La comunicación es hoy misión: La Compañía digital

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Hoy en día ya no debemos hablar de «nuevas tecnologías». Quizás eran nuevas hace quince años, pero a la velocidad que se mueve este mundo, las tecnologías se han convertido en parte del paisaje y horizonte cotidiano. Los más jóvenes ya han nacido en un contexto en el que la comunicación digital forma parte de su educación y su día a día. El trabajo se ha transformado. También la información, la participación ciudadana, y la presencia pública de personas e instituciones, cada vez más mediada por las tecnologías de la información.

La Compañía de Jesús debe adaptarse, si quiere ser fiel a la misión que ha guiado sus pasos desde hace casi quinientos años. Debe ser fiel a su vocación de llevar el evangelio al mundo, con los medios y lenguajes de cada cultura y contexto. También en ese que algunos llaman el continente digital. Por eso, desde hace ya décadas, viene buscando una forma, cada vez más cuidada, de hacerse presente en los medios digitales, a través de presencia institucional, publicaciones periódicas y proyectos de evangelización variados.

En la provincia de España contamos con un proyecto puntero, vinculado al Grupo de Comunicación Loyola, que es la oficina digital que surgió hace años, en Valladolid, intentando compaginar profesionalidad en el mundo digital (diseño y programación), y al tiempo conocimiento y contenidos vinculados al mundo religioso. Esto ha permitido lanzar proyectos hoy bien conocidos como rezandovoy, o retomar pastoralsj (que este 17 de abril se ha relanzado completamente renovada, tras 15 años de andadura). También ha permitido poder desarrollar desde la oficina algunos de los proyectos institucionales de la SJ en España (esta misma web, también infosj, educsi, páginas locales); también en Europa (sjeuropa) y en la actualidad trabajan en la renovación de la web de la cpal y en la de la Compañía universal, proyectos que irán viendo la luz en los próximos meses.

Junto a ellos, otros proyectos van adquiriendo peso y una voz propia en el panorama digital. La web de espiritualidad ignaciana (y su presencia destacada en las redes sociales) va consiguiendo ser página de referencia para cuestiones de espiritualidad en castellano; tanto en lo práctico como en el fondo. Entreparéntesis, vinculada a la labor de los jesuitas en Maldonado, ha conseguido, en dos años, convertirse en espacio de reflexión plural sobre cuestiones de actualidad. También serjesuita, una página orientada a la pastoral vocacional, va sumando voces y testimonios necesarios. Además de estos proyectos, ya nacidos para Internet, hay otros, con más historia y tradición, que se han ido transformando para abrir al menos una ventana virtual. Es lo que ocurre, por ejemplo, con Cristianisme i Justicia, cuyo blog es también una referencia para una mirada crítica y creyente al mundo que nos rodea.

Las redes sociales son otro espacio que conviene cuidar. En ellas hay muchas presencias, tanto institucionales como personales, de jesuitas de todo el mundo. Y como la red no conoce fronteras, sus voces se hacen un poco más universales. Es el caso de James Martin, recientemente nombrado consultor para el Secretariado de Comunicación del Vaticano, o de Antonio Spadaro. Ambos jesuitas cuentan con gran número de seguidores y son personajes influyentes en las redes sociales. Entre las redes sociales, Youtube ofrece un espacio diferente para poder llegar inmediatamente a mucha gente que busca sentido, formación y crecer en la fe. Recientemente un grupo de escolares lanzaron el canal voces esejota, un intento de reflexionar en lenguaje y desde temáticas que puedan servir para la pastoral juvenil y universitaria.

Hay cada vez más voces y más espacios virtuales donde estamos. El reto es hacerlo con criterio y de una manera lo más coordinada posible. Para ello cada vez es más necesaria la formación y el tiempo de dedicación, pues ya no estamos en un momento en el que la comunicación se pueda llevar a base de tiempo libre robado al descanso o a otras obligaciones. La comunicación es hoy misión. Y no podemos, en este mundo, bajarnos de ese carro, pues, por fidelidad a la misión recibida, debemos estar allá donde está la gente.

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